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domingo, julio 10, 2005
22:28 by gustaph
Well, this is such a sad affaire


En el shopping:
Un día fui al Abasto y estuve ahí muchas horas, como es de esperarse de alguien que quiere ver todas las vidrieras, al menos solo para soñar con comprarse algo mientras pega su nariz a los vidrios como ese tipo que quería ser un pez. Y entonces me ilumine. San Abasto entro en mi alma capitalista y le dio la razón para incursionar en la metafísica de los shoppings y obtener las siguientes conclusiones resentidas, como es de esperarse de... alguien como yo:

Sobre el sentido de la vida:
La vida tiene un sentido. We don’t know that for sure; asi que solo tomémoslo como una verdad absoluta e innegable por un momento. Como sea, tiene un sentido, si bien no sabemos cuál es, lo tiene... Algo así, como la diferencia entre ser hipertenso y saber que se es. En el mismo momento (sic) en que entramos a un shopping, ya sean esos shoppings caros o los más accesibles, la cinta del casete de nuestras vidas se enreda en los cabezales de Saint Ca$h y es entonces cuando Sailor Consume (la Sailor Scout de las compras) aprovecha para robarnos el sentido de ser y guardarlo en su billetera lunar. Y deambulamos por el shopping sin un fin (entendido como meta) para la existencia. Y como si no tuviéramos alma nos movemos vidriera tras vidriera mirando, creemos nosotros, cositas lindas que no podemos comprar. Lo que en realidad hacemos es buscar, inconscientemente el sentido de nuestras vidas! El cual sólo será recobrado, cuando compremos algo!
Con la compra de un producto, por pequeño que sea, nos será devuelta la razón de ser mezclada con los billetes que nos dan como vuelto o con el comprobante de débito o crédito. La bolsita que cargamos, con la mercadería que compramos es un escudo para evitar que Sailor Consume nos ataque nuevamente.
Sin embargo, oh! No os engañéis! Pues esto no funciona si vamos a comprar un regalo para alguien! (Acéptenlo! Nada es tan gratificante como comprarse, egoístamente algo para uno mismo!)
Igualmente, si no compramos nada, tampoco es tan grave, porque las paredes de los shoppings están cubiertas de una jalea que no permite que los poderes de Sailor Consume se extiendan mas allá de los limites del centro comercial. Nuestra vida recobra su viejo sentido, casi intacto.

Sobre las parejitas en los shoppings:
Las parejas, ya sean homo o heterosexuales, son irritantes. Practicamente, en cualquier situación... ahorrense cualquier clase de "eso lo decis porque nunca estuviste enamorado" y toda esa bullshit love crap que siempre se dice...
Son irritantes.Punto. Aun si yo estuviera en pareja y yara yara, sería irritante. Pero hete aqui una particularidad de las parejitas. En los shoppings, son la cosa mas irritante que existe en el universo. Se pasean a la velocidad de 14 tortugas que estan teniendo una orgia y pretenden al mismo tiempo avanzar en linea recta. Suben y bajan las escaleras eléctricas de la mano y no saben hacer colas, porque, claro, están como pegados! No pueden moverse bien porque son dos personas! NO SON UNA! DOS! Por mil demonios!
Pero hay algo más irritante, al menos, para un homosexual que vive falling for heterosexuales que jamás lo mirarán con esos mismos ojos con que los mira él (AKA Ítalo Mateo Vyne Dunkjel). Los straight que andan en el shopping, vestidos de alternitos modernos oh-how-I-like-to-seem-so-gay-á-la-mode y oh-such-androgyny-is-oh-so-hard-to-sustain-but-I-do-it-anyways... DE LA MANO CON LA PELOTUDA DE LA NOVIA! Fuck YOU! FUCK You! I fucking hate you all!! BITCHES! DIE, YOU MOTHERFUCKERS! DIE!

Sobre los niños*:
Hace algunos años, trabajé durante todo un mes en un jardín de infantes en Alemania y hace poco, trabaje en un pelotero un día. Antes que nada, debo confesar que si, tambien odio a los niños. Los odio en casi todas sus formas y colores. De todas maneras, como son humanos, uno a veces tiene a encariñarse con algunos de ellos. Los mas lindos, por lo gral.
Wie dem auch sei, en ambas experiencias pude comprobar que la adrenalina de los niños es ilimatada. Sus energias no se acaban jamás y eso, los transforma en pequeños seres dignos del pisoteo y las cachetadas.
En ciertos lugares, sus energías se doblan y necesitan gastarlas más y más para no morir de un paro cardíaco o algo así. Dos de estos lugares que podríamos mencionar sin siquiera pensarlo un segundo son: el pelotero y el shopping. Corren por todos lados atenlos sin que nadie les diga demasiado; comen en atenlos McDonalds y Burger King y se pelean por atenlos la cajita feliz; piden cosas en todas atenlos las vidrieras, atenlos aun en las que venden... no sé, tabaco!; gritan atenlos y lloran; juegan violentamente atenlos en los pasillos; se tiran al piso; se atenlos visten mal; tienen las manos atenlos pegajosas; quieren ir al atenlos baño en los momentos más atenlos inoportunos; no tienen sentido de la atenlos ubicación; son unos atenlos bastardos!. Atenlos.

Prego. Grazie. Prego.

*Este apartado no contiene mensajes subliminales incoherentes.



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